19 de Octubre del 2023

Hoy es mi cumpleaños, tengo una sensación rara, siento como una mezcla de emociones.

Quiero convencer a mi cabeza de que todo lo que siente mi cuerpo es normal, pero la verdad es algo muy difícil de hacer.

Facebook me recordó una foto del año 2016, era el mismo día, y usaba mi ropa favorita. El mismo color azul  que usaba en todos mis cumpleaños y hacía el mismo frío de cada octubre en argentina. Pero hay una gran diferencia entre la Dani de la foto y la de ahora.. La del año 2016 era más joven y se podría decir que era más feliz porque estaba con todos sus seres queridos. Con su gran familia.

¿En que momento cambiaron tanto las cosas? ¿En que momento todo empezó a ser diferente? ¿En que momento todo se empezó a sentir diferente?

A veces siento que mientras más pasan los años, todo va cambiando y me es difícil (muy difícil) aceptar todos estos cambios.

A veces miro atrás, y me siento rara y diferente. No digo que ahora no sea feliz, al contrario en este momento me siento en paz conmigo misma, pero me encantaría poder volver a vivir todos esos momentos por lo menos una vez y volver a sonreír de forma tan natural como esa Dani tan joven. Me encantaría que el tiempo se detuviera y volver atrás y poder disfrutar, tal vez un poco más.

Como quisiera que mi cuerpo y mi cabeza entiendan que el tiempo es algo valioso, y pasa y las cosas no van a volver a ser las mismas. Nunca.

Es difícil crecer, y es duro ver que lo que fuimos y las personas que nos acompañaron en algún momento ya no están, o no están presentes o no pueden estar presentes en nuestros días mas importantes.

¿Las cosas llegarán a cambiar en algún momento?

No es tarde

Si pudiera volver atrás y decirme algo para calmar los temores que supieron invadirme, sería esto: No es tarde. Es que en compararme con los caminos de los demás fui experta, y siempre algo me susurraba que si hubiera hecho las cosas mejor habría conseguido resultados mucho tiempo antes. Miraba al resto y siempre parecían estar avanzados en una competencia absurda en la que me obligaba a participar.

Rocío ya se había recibido de mi carrera, la misma carrera que no me animaba a soltar. Juana tenía cinco años menos que yo.

Tal vez si hubiera puesto más énfasis en que lo que estaba estudiando no me apasionaba y no me llenaba tanto como yo pensaba que en ganarle minutos al tiempo para ser tan joven y exitosa como Rocío, y si habría invertido mi tiempo en conocerme más habría sido más feliz,  ¿Quién sabe? Quizás la paz que ahora siento provenga de una enseñanza que no aprendí ni tarde ni temprano, sino cuando tuve que aprenderla: No era tarde.

Es que ahora miro a mis costados y me gusta la vida que estoy construyendo. Y me encanta la persona en la que me voy convirtiendo. Sé que quise todo esto hace muchos años. Sé que lo deseé con mucha fuerza y que podría haberlo hecho «antes». También sé que no estaba preparada para valorarlo como lo valoro ahora. Sé que existen personas que lo hicieron mucho más jóvenes que yo. También por fin entiendo que su camino no es contrincante del mío.

Te acerco un consejo, por si te sirve, por si hace que hoy duermas mejor. Algún día vas a abrir los ojos en una vida que te haga feliz. Y vas a comprender de un modo que ahora no puedo explicarte que todo tuvo que ser como fue para que vos estés ahí en ese momento. Y vas a creerme como no me crees ahora. No es tarde. Es a tu tiempo. No apures tu reloj. Mejor dejá de mirarlo de reojo y disfrutá de las cosas que sí tenés y sí lograste. Porque la persona en la que te estás transformando necesita este tiempo que no es pérdida: Es preparación.